Vamos tarde

Vivimos en un continuo estado cambiante. Todo pasa rápido, las distancias se acortan, las pausas no existen, los discursos largos aburren y, cuando reaccionas ante algo que está ocurriendo ahora, ya ha pasado de moda.

Las redes sociales digitales no son nada sin la inmediatez y condicionan enormemente nuestra red social personal. El poder que tienen te puede convertir en el motor del cambio potencial para muchísimas personas, aunque a la mayoría ni las conozcas.

Así, hemos sacado amigos de debajo de las piedras. Consideramos amistades a personas con las que no tenemos ningún contacto real. Murió aquello de “mejor pocos amigos y buenos” o “yo cuento a los amigos con los dedos de una mano”. (Ya puedes tener polidactilia…).

Según el científico James Fowler, la gente más feliz no es aquella que tiene pocas pero profundas amistades, sino la que tiene más cantidad de amigos, aunque sean más superficiales. Además, las amistades de ahora son rápidas. No requieren de tiempo, no tienes que desplazarte para estar en contacto y puedes posponer una conversación o cerrarla, simplemente desconectando.

Teniendo en cuenta que vamos tarde a todo, quizá empecemos a entender el valor que se les da a los amigos digitales.